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En última instancia, sólo tenemos un deber moral: reclamar grandes espacios de paz en nosotros mismos, cada vez más paz, y reflejarla hacia los demás. Y cuanta más paz haya en nosotros, más paz habrá en nuestro atribulado mundo.
En última instancia, sólo tenemos un deber moral: reclamar grandes espacios de paz en nosotros mismos, cada vez más paz, y reflejarla hacia los demás. Y cuanta más paz haya en nosotros, más paz habrá en nuestro atribulado mundo.