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Desde los primeros tiempos del telégrafo, ser telegrafista era un trabajo, y no había mucha gente así. Podían reconocer el estilo de los demás por sus puntos y rayas.
Desde los primeros tiempos del telégrafo, ser telegrafista era un trabajo, y no había mucha gente así. Podían reconocer el estilo de los demás por sus puntos y rayas.