Autores:
  • El diablo es como un perro rabioso atado a una cadena; más allá de la longitud de la cadena no puede apoderarse de nadie. Y tú: mantente a distancia. Si te acercas demasiado, te dejas atrapar. Recuerda que el demonio sólo tiene una puerta por la que entrar en el alma: la voluntad.