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Al recibir la Sagrada Comunión, la Sangre Adorable de Jesucristo fluye realmente por nuestras venas y Su Carne se mezcla realmente con la nuestra.
Al recibir la Sagrada Comunión, la Sangre Adorable de Jesucristo fluye realmente por nuestras venas y Su Carne se mezcla realmente con la nuestra.