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Al entrar en el año de nuestro centenario seguimos siendo una nación joven, en plena fase de formación. Nuestra condición nacional es aún lo suficientemente flexible como para que podamos hacer de nuestra nación casi lo que queramos. Ningún otro país está en mejor posición que Canadá para seguir adelante con la evolución de un propósito nacional dedicado a todo lo que es bueno, noble y excelente en el espíritu humano.