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Porque somos hijos de Dios... podemos llevarle nuestras necesidades con certeza en la oración.... La oración no es una especie de lotería celestial. La Biblia tampoco nos aconseja orar con una actitud de "espero que esto funcione". Por el contrario... la oración nos lleva ante el trono de la gracia como hijos que buscan la ayuda de su Padre celestial. Ese es el corazón de la oración exitosa: la confianza audaz de que estamos hablando con el Padre que se deleita en suplir nuestras necesidades.