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Cuando apelamos al trono de la gracia lo hacemos a través de María, honrando a Dios honrando a su Madre, imitándole a Él exaltándola, tocando la cuerda más sensible del sagrado corazón de Cristo con el dulce nombre de María.
Cuando apelamos al trono de la gracia lo hacemos a través de María, honrando a Dios honrando a su Madre, imitándole a Él exaltándola, tocando la cuerda más sensible del sagrado corazón de Cristo con el dulce nombre de María.