-
Por medio del Espíritu Santo viene nuestra restauración al paraíso, nuestra ascensión al reino de los cielos, nuestro retorno a la adopción de hijos, nuestra libertad para llamar a Dios nuestro Padre, nuestra participación en la gracia de Cristo, nuestro ser llamados hijos de la luz, nuestra participación en la gloria eterna, y, en una palabra, que seamos llevados a un estado de toda "plenitud de bendición", tanto en este mundo como en el venidero, de todos los buenos dones que nos están reservados, por la promesa de que, mediante la fe, contemplando el reflejo de su gracia como si ya estuvieran presentes, esperamos el pleno disfrute.