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Puede observarse aquí que todos los que son ofendidos por nosotros están expuestos a nuestra vista. Pero el rico no ve a Lázaro con ningún otro justo, sino en el seno de Abraham. Porque Abraham estaba lleno de amor, pero el hombre es convicto de crueldad. Abraham, sentado ante su puerta, seguía a los que pasaban y los metía en su casa; el otro rechazaba incluso a los que moraban dentro de su puerta.