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Los niños ponen la vida en perspectiva. Nunca tengo un mal día. La vida pasa y alguna vez recibes malas noticias, o las cosas no salen como quieres en el trabajo -para mí eso puede significar que pierda un partido o que no juegue bien-, pero eso no afecta a mi estado de ánimo día a día. Me encanta volver a casa y ver las sonrisas en las caras de mis hijas al alegrarse de verme, y eso hace que todo esté bien.