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  • Tengo días malos. A veces tengo muchos días malos. En general, creo que la mayoría de la gente se pone de mal humor porque es capaz de rumiar cualquier problema que tenga entre manos, y eso lo empeora. Pero cuando interceptas el proceso de rumiación con algo que requiere toda tu atención -que es estimulante y absorbente, que exige tu concentración intelectual- no consigues rumiar. En cierto modo, es una ayuda para la salud mental poder hacer tanto eso. Mi rutina, lo que hago, me hace sentir como en casa. Es mi alimento reconfortante.