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Y en cuarto lugar, hay un cambio importante en la opinión pública y en su actitud para adaptarse a la mentalidad posterior al 11-S y a la inclinación de la administración Bush por el secretismo. Creo que el público simplemente se ha acostumbrado cada vez más a que se le niegue información vital y protesta cada vez menos. Hay algunos chillones por ahí, pero no creo que sean representativos de la población en general.