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La libertad es como coger un pajarito. Si lo aprietas demasiado fuerte, lo matarás. Pero si no lo sujetas con suficiente firmeza, se irá volando. De hecho, la libertad puede ser tan frágil como escurridiza, y por eso -como nos recuerda tan poderosamente el Museo de la Libertad McCormick Tribune- requiere nuestra eterna vigilancia, nuestra voluntad, nuestra capacidad y nuestra convicción para defender lo que creemos que es justo.