-
La lucha de siempre apretando mi hinchado Citroën, absurdamente llamado "Picasso", dentro o fuera de cualquier vieja ciudad italiana. Debería tomarme un año para esto y hacerlo en burro. Al final encontré el camino a la iglesia de la Madonna de San Biagio, un templo cuadrado solitario en la llanura. Fantasía de Sangallo del orden dórico en arenisca color miel, con nichos en forma de concha, rosetones, óculos bajo pesados entablamentos. Cualquier ignorante de la geometría apenas se atrevería a entrar en este santuario del número, la medida y el peso. Tan limpio y crujiente que podría desayunarlo.