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En las verduras y frutas, Dios ha infundido poder medicinal para ayudar a superar las enfermedades. Sin embargo, incluso éstos tienen una potencia limitada. Los órganos del cuerpo son sostenidos esencialmente por la energía de Dios, y la persona que emplea varios métodos para aumentar esta energía tendrá a su disposición un mayor poder de curación que el que puede ofrecer cualquier medicina o dieta.