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Una persona decente no aleja a los hijos de un progenitor, por muy enfadada que esté con él por el divorcio. Es injusto para los niños y para el otro ser humano.
Una persona decente no aleja a los hijos de un progenitor, por muy enfadada que esté con él por el divorcio. Es injusto para los niños y para el otro ser humano.