A Dios se le descubre por completo a través de la creación: el brillo de una puesta de sol, el poderoso rugido de una cascada, la sinfonía de sonidos que se escucha en el corazón del bosque o la inmensidad del espacio y sus incontables estrellas. Dios es el cerebro de toda la materia: todos los descubrimientos científicos y los misterios que aún no se han desvelado fueron ideados y realizados por Dios.