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Soy una gran defensora de la oración. Llevo rezando desde que tenía quince años y el médico me dijo que iba a ser madre y yo dije "¿qué?". Ese día empecé a rezar para que Dios me ayudara a hacer lo necesario para ser una buena madre y criar a ese niño con el que iba a ser bendecida. No he dejado de rezar en años.