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  • Cuando se rasgó el velo de la ficción, el hombre se estremeció ante "la Naturaleza, roja de dientes y garras". La Naturaleza siempre había sido eso y siempre lo será, y las manos del hombre, incluso cuando forja y defiende la civilización más noble, deben ser para siempre manos ensangrentadas, porque éste es un mundo en el que sólo sobreviven las naciones fuertes y resueltas, mientras que los débiles, especialmente los moralmente débiles, que balbucean sobre la fraternidad y la paz, están biológicamente degenerados y condenados a la extinción.

When the veil of fiction was rent, man shuddered before
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