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No hay nada que me haya hecho meditar más sobre el secreto y la naturaleza de esfinge de Plato que el felizmente conservado petit fait de que bajo la almohada de su lecho de muerte no se encontró ninguna "Biblia", ni nada egipcio, pitagórico o platónico, sino un libro de Aristófanes. ¡Cómo podría incluso Plato haber soportado la vida -una vida griega que él repudiaba- sin un Aristófanes!