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Dios no suele ser una zarza ardiente en mi vida. Suele ser un susurro muy tranquilo. Y nunca aparece demasiado pronto... pero tampoco llega nunca tarde.
Dios no suele ser una zarza ardiente en mi vida. Suele ser un susurro muy tranquilo. Y nunca aparece demasiado pronto... pero tampoco llega nunca tarde.