-
Uno de los grandes errores de las organizaciones es cerrar lo que es un proceso natural que mejora la vida: el caos. El caos nos aterroriza. Como gestores, es señal de fracaso. Pero si uno se aleja del control y se adentra en la apreciación del orden natural, comprende que la única forma de que un sistema cambie es cuando está lejos del equilibrio, cuando se aleja de la "tranquilidad" que atesoramos y se enfrenta a la disyuntiva de morir o reorganizarse. Y no puede reorganizarse a un nivel superior a menos que se arriesgue a los peligros del camino a través del caos.