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Nada se posee, ni el oro, ni la tierra, ni el amor, ni la vida, ni la paz, ni siquiera el dolor, ni la muerte, ni aún la salvación. No digas de nada: Es mío. Di sólo: Está conmigo.
Nada se posee, ni el oro, ni la tierra, ni el amor, ni la vida, ni la paz, ni siquiera el dolor, ni la muerte, ni aún la salvación. No digas de nada: Es mío. Di sólo: Está conmigo.