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  • Por primera vez empecé a envidiar a esos jóvenes universitarios que tenían buenos eruditos que les decían qué era qué; profesores que habían dedicado su vida a dominar y concentrar las ideas en cada rama del saber; que estaban ansiosos por distribuir los tesoros que habían reunido antes de que los alcanzara la noche. Pero ahora compadezco a los estudiantes universitarios, cuando veo qué vidas frívolas llevan muchos de ellos en medio de la preciosa oportunidad fugaz. Después de todo, la vida de un hombre debe estar clavada en una cruz, ya sea de pensamiento o de acción. Sin trabajo no hay juego.

    "My Early Life: A Roving Commission". Book by Winston Churchill, 1930.
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