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Nunca me siento solo, ni desanimado, ni cansado. Cuando vives en constante comunión con Dios, no puedes sentirte solo. Cuando percibes el funcionamiento del maravilloso plan de Dios y sabes que todo buen esfuerzo da buenos frutos, no puedes estar desanimado. Cuando has encontrado la paz interior, estás en contacto con la fuente de la energía universal y no puedes estar cansado.