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Apenas necesitamos que nos recuerden que vivimos en una época de confusión: muchos de nosotros hemos cambiado nuestras creencias por amargura y cinismo o por un pesado paquete de desesperación, o incluso por una temblorosa porción de histeria. Las opiniones se pueden comprar baratas en el mercado, mientras que bienes como el valor, la fortaleza y la fe escasean de forma alarmante.