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Y estamos empezando a oír los gemidos de nuestro torturado planeta. Hemos llegado a un punto en el que debemos darnos cuenta de que si queremos seguir llamando hogar a este planeta, tenemos que cambiar, no el planeta, sino nosotros mismos.
Y estamos empezando a oír los gemidos de nuestro torturado planeta. Hemos llegado a un punto en el que debemos darnos cuenta de que si queremos seguir llamando hogar a este planeta, tenemos que cambiar, no el planeta, sino nosotros mismos.