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Dios... nunca debería haber sido expulsado de las escuelas de Estados Unidos. Mientras luchamos por enseñar a nuestros hijos... no nos atrevemos a olvidar que nuestra civilización fue construida por hombres y mujeres que depositaron su fe en un Dios amoroso. Si el Congreso puede comenzar cada día con un momento de oración... también pueden hacerlo nuestros hijos e hijas.