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Lo que pasa con el humor es que el super-yo también está en juego, así que lo que me interesó, particularmente en el último capítulo que es clave para el libro -y nadie parece haber recogido esto en los escritos sobre Freud- es que, en el último Freud, la esencia del humor es la capacidad de mirarme a mí mismo y encontrarme ridículo. Eso me hace reír.