-
No tenemos por qué desconfiar de nuestro mundo, pues no está contra nosotros. Tiene terrores, son nuestros terrores; tiene abismos, esos abismos nos pertenecen; son peligros al alcance de la mano, debemos intentar amarlos.... Tal vez todos los dragones de nuestra vida sean princesas que sólo esperan vernos una vez hermosas y valientes. Quizás todo lo terrible es en su ser más profundo algo indefenso que quiere ayuda de nosotros.