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  • No hay tarea más noble en el oficio de escritor que sostener el espejo de la realidad y girarlo ligeramente, para que tengamos una percepción nueva y diferente de lo común, lo cotidiano, lo "normal", lo obvio. Las personas se reflejan en el cristal. La situación de fantasía a la que se les empuja es el propio espejo. Y lo que se nos muestra debe iluminar y alterar nuestra percepción del mundo que nos rodea. Si no, has fracasado totalmente.