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Uno de los grandes objetivos de la revisión es recortar. En la exuberancia de la composición, es natural añadir -como se hace al hablar- una serie de pequeñas palabras que no añaden nada al significado, sino que mantienen el flujo y el ritmo del pensamiento. Al escribir, este exceso no sólo no añade nada al significado, sino que lo resta. Lee y revisa, relee y revisa, sigue leyendo y revisando hasta que tu texto parezca adecuado a tu pensamiento.