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También escribimos para elevar nuestra propia conciencia de la vida... Escribimos para saborear la vida dos veces, en el momento y en retrospectiva... Escribimos para poder trascender nuestra vida, para llegar más allá de ella... para enseñarnos a hablar con los demás, para registrar el viaje hacia el laberinto. Escribimos para expandir nuestro mundo cuando nos sentimos estrangulados, o constreñidos, o solos... Cuando no escribo, siento que mi mundo se encoge... Siento que pierdo mi fuego y mi color.