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Si algo nos enseña la historia de la Iglesia es que no podemos permitirnos ser una Iglesia vacilante. Ministramos a un pueblo que está muy necesitado de escuchar la verdad, no nos atrevemos a hacer ningún intento de suavizar esa gloriosa verdad.
Si algo nos enseña la historia de la Iglesia es que no podemos permitirnos ser una Iglesia vacilante. Ministramos a un pueblo que está muy necesitado de escuchar la verdad, no nos atrevemos a hacer ningún intento de suavizar esa gloriosa verdad.