-
Tenemos lo que nos merecemos. Cuando permitimos que a los jugadores corruptos se les llame "competidores intensos", cuando aceptamos los gestos sin clase y las burlas como un entusiasmo sano, cuando apoyamos la mentalidad bárbara del ojo por ojo de los jugadores que se lanzan pelotas de béisbol unos a otros, tenemos lo que nos merecemos.