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Quien puede llorar sobre sí mismo durante una hora es más grande que quien es capaz de enseñar al mundo entero; quien reconoce la profundidad de su propia fragilidad es más grande que quien ve visiones de ángeles.
Quien puede llorar sobre sí mismo durante una hora es más grande que quien es capaz de enseñar al mundo entero; quien reconoce la profundidad de su propia fragilidad es más grande que quien ve visiones de ángeles.