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La oración no es el arte astuto de utilizar a Dios, sometiéndolo a los propios fines egoístas en un esfuerzo por obtener de Él lo que uno quiere.
La oración no es el arte astuto de utilizar a Dios, sometiéndolo a los propios fines egoístas en un esfuerzo por obtener de Él lo que uno quiere.