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Me llena de alegría darme cuenta de que puedo dar mi vida cada día por Dios, que puedo sacrificarla voluntariamente por Él. Quizá no sea mártir de la fe, pero puedo ser mártir de la caridad.
Me llena de alegría darme cuenta de que puedo dar mi vida cada día por Dios, que puedo sacrificarla voluntariamente por Él. Quizá no sea mártir de la fe, pero puedo ser mártir de la caridad.