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Ahora sabemos que los recuerdos no están fijos ni congelados, como los tarros de conservas de Proust en una despensa, sino que se transforman, se desmontan, se vuelven a montar y se recategorizan con cada acto de rememoración.
Ahora sabemos que los recuerdos no están fijos ni congelados, como los tarros de conservas de Proust en una despensa, sino que se transforman, se desmontan, se vuelven a montar y se recategorizan con cada acto de rememoración.