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  • Para asegurarme de que mi blasfemia queda bien expresada, declaro por la presente mi opinión de que la noción de un dios es una superstición básica, que no hay pruebas de la existencia de ningún dios o dioses, que los diablos, demonios, ángeles y santos son mitos, que no hay vida después de la muerte, cielo ni infierno, que el Papa es un peligroso dinosaurio medieval intolerante, y que el Espíritu Santo es un personaje de cómic digno de risa y escarnio.

    Skeptic Magazine, Volume 3, No. 4, 1995.