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La primavera está a punto de brotar. Perséfone regresa y el hielo gime, a punto de romperse con un rugido exquisito y ensordecedor. Es tiempo de locura; tiempo de que se nos caigan los colmillos y se nos nublen los ojos para que la bestia que llevamos dentro cante con alegría sin paliativos. Oh sí, éxtasis, ¡te doy la bienvenida!