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Como dice claramente Agustín, el hecho de que Dios sea Dios ofende al orgullo humano. Si Dios dirige el universo y tiene prioridad sobre nuestras vidas, adivina quién no dirige el universo y no puede tener las cosas a su antojo.
Como dice claramente Agustín, el hecho de que Dios sea Dios ofende al orgullo humano. Si Dios dirige el universo y tiene prioridad sobre nuestras vidas, adivina quién no dirige el universo y no puede tener las cosas a su antojo.