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El cielo y la tierra, todos los emperadores, reyes y príncipes del mundo, no podrían levantar una morada adecuada para Dios; sin embargo, en un alma humana débil, que guarda Su Palabra, Él reside voluntariamente.
El cielo y la tierra, todos los emperadores, reyes y príncipes del mundo, no podrían levantar una morada adecuada para Dios; sin embargo, en un alma humana débil, que guarda Su Palabra, Él reside voluntariamente.