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No sé si alguno de ustedes se siente así, pero es como si, al final, vieras a una mujer aparecer en pantalla y dijeras: "¡Oh, gracias a Dios!". Necesitas un descanso de toda esta testosterona, lo que ocurrió, creo, en una de mis películas, The Hurt Locker. Estuve en ella como cinco minutos, y la gente decía: "¡Tú estuviste en esa película!". Y yo decía: "Bueno, algo así". Y ellos decían, "¡No, estuviste!" ¡Porque necesitaban una mujer!