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Con la dirección, tu día está hecho. Cuando llegas a las siete, es "Corten". Eso es lo que es. Para bien o para mal, eso es lo que tienes y tienes que hacer que funcione, y hay algo increíblemente liberador en ello porque no puedes torturarte. Tienes que centrarte en el momento, aprovechar cada segundo y cada oportunidad y maximizarlo, mientras que con la escritura no hay ningún imperativo. Simplemente vas deambulando.