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Me juré no usar nunca mi acento americano, y no lo hice. Ni siquiera cuando iba a por el periódico por la mañana, a comprar leche en la tienda, a coger un taxi, a donde fuera.
Me juré no usar nunca mi acento americano, y no lo hice. Ni siquiera cuando iba a por el periódico por la mañana, a comprar leche en la tienda, a coger un taxi, a donde fuera.