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  • ¡Oh, esta fe es una cosa viva, ocupada, activa, poderosa! Es imposible que no esté haciendo incesantemente lo que es bueno. Ni siquiera se pregunta si deben hacerse buenas obras; antes de que pueda hacerse la pregunta, ya las ha hecho, y está constantemente ocupada en hacerlas. Pero el que no hace tales obras, es un hombre sin fe. Anda a tientas y a la deriva para encontrar la fe y las buenas obras, sin saber lo que es ninguna de ellas, y sin embargo parlotea y multiplica ociosamente palabras sobre la fe y las buenas obras.