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  • Como dijo Bartok tan sucintamente: "Los concursos son para los caballos". Nada podría ser más bárbaro que la práctica de clasificar a los artistas como si fueran clavadistas o patinadores artísticos: ..... Lo que uno sospecha es que el apetito por dividir el mundo en ganadores y perdedores, ungidos y anónimos, es tan compulsivo que se alimenta con un hambre especial y vengativa de los temas más elusivos y efímeros. Porque si la música puede reducirse a juegos de poder y éxito, entonces la inocencia -el amor sin ánimo de lucro- puede recibir un golpe demoledor.