-
Como guionista de un gran éxito y de un gran fracaso apestoso, siempre me he preguntado si alguien sabe lo que hace falta para crear un gran musical. Cuando un espectáculo es un éxito, los críticos tropiezan sin saber a quién alabar y aplaudir más fuerte. Es esa maravillosa partitura, esas letras urbanas, esa estrella insustituible. Pero sólo cuando un espectáculo es un fracaso, alguien se fija en el autor del libro. Y entonces siempre es culpa nuestra.