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  • El verdadero enemigo no es la grasa, sino nosotros. Nosotros somos los que abusamos; nosotros somos los codiciosos. Si no tenemos más sentido común que destruirnos a propósito, no es de extrañar que la naturaleza nos castigue con viles enfermedades y llame a nuestro creador mucho antes de tiempo. La naturaleza recuerda cada bocado extra de tarta de cerezas, filete T-bone, pollo frito, pizza.